La luz solar ayuda a mantener nuestros patrones de sueño por buen camino para que podamos permanecer despiertos durante el día y dormir profundamente en la noche. Tomar poco sol, sobre todo en los meses de invierno, puede hacer que algunas personas se vuelvan propensas a una forma de depresión conocida como trastorno afectivo estacional. La luz solar también ayuda a que la piel produzca vitamina D, que es necesaria para la función normal de los huesos y la salud. Para contrarrestar el acné un poco de sol es excelente. Sin embargo, la luz del sol también puede causar daño.
La falta de sol en los niños les puede producir raquitismo y en los adultos osteoporosis. Con 20 minutos de sol diarios es suficiente para tener un organismo sano.
LA FALTA DE SOL ES TAN MALO COMO RECIBIRLO EN EXCESO
El sol también protege la piel: si tu piel no recibe sol te verás en problemas; la falta de este crea un fuerte impacto en tus huesos, en tu estado anímico, aunque no lo creas, el sol protege la piel. Este ayuda a la absorción de la vitamina D.
El tejido corporal está dotado de vitamina D que ayuda evitar el cáncer en la piel, esta vitamina es de vital importancia para que la piel este siempre sana.
Sólo el pescado azul ayuda a evitar los distintos tipos de cáncer, pero no es lo suficiente para tener la piel totalmente sana. Tomar pastillas tampoco basta; la piel juega un papel muy importante por eso es necesario exponerse a la luz solar, pero de forma moderada y frecuente.
Tomar el sol en forma moderada, es salir en las horas de la mañana; antes de las 8:30; o al final de la tarde, después de las 4:30. Con los brazos, cuello y rostro descubiertos y sin protector solar; repetir estos varias veces a la semana.
Una pequeña dosis de sol mantiene la piel con una buena producción de vitamina D y al mismo tiempo, la córnea tiene una pigmentación más espesa y resistente, a pesar de ello hay que ir con cuidado, la piel no perdona.
Evitar el sol totalmente es contraproducente para tu salud. El sol sube el ánimo, pero debes hacerlos sin llegar a quemarte.
No todas las manchas son peligrosas, la mayoría son inofensivas.
Cundo se recibe mucho sol durante la niñez y juventud, esto puede dejar grandes huellas en la piel. Como es el caso de los Basalioma; es muy grave y muy frecuente, se puede confundir con un grano. Puede aparecer en cualquier parte de la piel y más donde la piel está en contacto con el sol.
Cada persona tiene su propia cuenta solar según el tipo de piel, cada persona tolera una cantidad de irradiación solar ultravioleta. Como también hay pieles que se broncean, como hay pieles que no se broncean, sino que se queman.
Cada rato al sol y cada quemadura van llenando esa cuenta, hasta que aparece el cáncer.
Pueden pasar 20 o 30 años para que este aparezca en la piel. Y cuando esto sucede es irreversible.
El carcinoma espinocelular crece hacia adentro y puede causar metástasis y por lo general se ubica en los ganglios linfáticos.
Tienen más riesgo en las personas con el cabello rubio o rojo, de ojos claros. La piel morena tiene su propio protector solar y está preparada para ello, pero aun teniendo la piel oscura se puede presentar el cáncer de piel en estas personas cuando se exceden en la exposición.
El melanoma; se origina en los melanocitos. Es el tipo de cáncer más peligros, afecta a muchas personas, y se puede presentar en todo el cuerpo y puede hacer metástasis en los huesos y en el cerebro. Puede incluso ser mortal.
Se debe visitar al dermatólogo cuando se tienen muchos lunares, y si estos cambian de aspecto, color o sangran.
El protector solar resistente al agua no es lo suficiente para proteger la piel, se debe estar aplicando constantemente y cada que se salga del agua; piscina o mar.
Y si se está muy expuesto al sol se debe aplicar una cantidad generosa en la piel del protector solar.
La crema solar sola no merma los riesgos contra las quemaduras de la piel, se debe usar la ropa adecuada y estar más tiempo a la sombra.
Y no todas las pieles toleran el mismo tiempo de protección de unos productos, eso depende: las pieles blancas toleran menos tiempo el protector solar que las pieles oscuras.
Incluso en edad avanzada se debe cuidar la piel de los rayos solares. Antes se decía que estas personas no tenían casi riesgo o que el riesgo era menor, pero eso es falso.
Aplícate el protector solar en toda la piel que tengas al aire libre y si la ropa es vaporosa, en todo el cuerpo.
MITOS Y VERDADES
Mito: Una vez al año no hace daño broncearse.
Realidad: Aunque los rayos ultravioletas son indispensables para la vida, broncearse sin protección causa alteraciones en las células de la piel. Por eso, el tal bronceado “saludable” no existe. Si bien la piel bronceada se descama y se regenera, el organismo no olvida los excesos. Cada vez que la piel se quema se producen cambios irreversibles. Los daños se acumulan y las consecuencias aparecen tarde o temprano: manchas, arrugas, pecas, hasta melanoma o cáncer de piel. Tampoco se trata de esconderse en la sombra.
Mito: Hay que usar cualquier filtro solar.
Realidad. El protector solar se determina de acuerdo con el tono de piel. Cuanto más alto sea el Factor de Protección Solar, mayor es la resistencia de la piel. Las personas que se queman con facilidad deben usar un número alto, y las que no se broncean fácilmente, un factor más bajo. Quienes tienen la tez negra producen más melanina, por lo tanto, pueden utilizar un producto con un FPS reducido, pero nunca dejarla sin protección porque no están exentas de sufrir alteraciones en la piel. De igual forma, es necesario aplicar un protector solar para el área de los labios.
Mito: Si el día está nublado, la piel no se quema.
Realidad. Las superficies como el pasto, la arena, el pavimento y la nieve reflejan los rayos solares y generan un efecto de lupa, que llegan a lesionar aún más la piel que la exposición directa al sol. Aplicar el filtro solar debe ser un ritual sagrado antes de salir de casa, todos los días. Además, hay que ser generosos y repetir varias veces la aplicación durante el día, así no se le ve a la cara al sol.
Mito: Los productos con aceites ayudan a broncear.
Realidad. No. Por ningún motivo se deben emplear aceites, gaseosas u otras sustancias para acelerar el bronceado, por el riesgo de que dejen manchas imborrables y cicatrices. Es preferible aumentar el consumo de frutas y vegetales ricos en becarotenos y vitamina A, como zanahoria, papaya, ciruela, mango, espinaca, pimientos, tomate, brócoli, ya que estimulan la producción de melanina, la responsable del color a la piel. Sin embargo, al momento de recibir el sol hay que mantener alejados los jugos de los frutos cítricos, para impedir que caigan sobre la piel y la manchen por la acción que ejerce el sol sobre la vitamina C que contienen estas frutas.
Mito: Con un Factor de Protección alto no hace falta nada más.
Realidad. No. La ropa es la mejor protección. Se recomienda llevar pantalones y camisetas de manga larga y, preferiblemente, de algodón o hilo que permitan transpirar. Los colores oscuros impiden que los rayos pasen, aunque acaloran más. También hay que adquirir unas gafas que protejan los ojos del sol; las baratas que venden en la playa no sirve.
Mito: Tener la piel bronceada evita que el sol la queme más.
Realidad. No. La piel tiene memoria y la radiación recibida a lo largo de la vida se almacena en las células. El problema es que llega el momento en que la piel no alcanza a regenerarse cuando el bronceado es permanente y agresivo. Entonces, aparecen los trastornos mencionados.
Mito: El sol hace que las cicatrices no se vean.
Realidad. No. Al comienzo puede que los granitos del acné y las cicatrices parezcan esconderse con el bronceado, pero la luz ultravioleta estimula los melanocitos, haciendo que el área se manche más con el tiempo. Por esa razón no se aconseja broncearse después de haber sometido la piel a procesos como las microdermoabrasiones, depilación láser o con cera o peeling mecánicos o químicos. Por último, hay que tener cuidado con los medicamentos que se estén tomando. En lo posible, suspender los antibióticos o anticonceptivos orales, debido a que algunos de ellos pueden incrementar la sensibilidad de la piel a los rayos solares y favorecer la pigmentación.