Durante el verano la piel suele estar más expuesta a posibles daños, debido a una exposición solar mayor de lo habitual, así como al contacto con el agua del mar o el cloro de las piscinas. Asimismo, los cambios climáticos y la polución ambiental se comportan como agentes nocivos para tu piel.
De ahí que te presentemos la siguiente serie de consejos para que tu piel esté saludable y tenga una apariencia tersa.
Bebe agua en abundancia: Tu cuerpo pierde agua a lo largo del día. Por ello, necesitas reponer la que pierdes. El agua ayuda a que el cuerpo funcione lo mejor posible (no en vano, dos tercios de nuestro organismo son agua) y hace que tu piel tenga una apariencia más tersa y fresca.
Haz ejercicio: La elasticidad y la tonificación de la piel se pierden con la edad. Puedes mantener la firmeza de tu piel haciendo ejercicio físico regularmente. Un ejercicio moderado como el yoga puede ser tan beneficioso como el más vigoroso ejercicio muscular.
Cuando haces ejercicio, incrementas el flujo sanguíneo hacia la piel, lo que implica que ésta reciba de manera óptima los nutrientes y vitaminas esenciales. Por otra parte, el ejercicio tonifica tus músculos, lo que ayuda a darle forma a tu piel.
Mantén tu piel reluciente: Tu rostro necesita una limpieza en la mañana y en la noche, esto con el fin de tener una piel libre de impurezas y células muertas, por consiguiente, una piel más reluciente.
Recuerda que los excesos de limpieza pueden provocar una pérdida excesiva de grasa en las capas más externas de la piel y producir dermatitis, o bien, acentuar la sequedad de la piel.
Tómate una sauna: Al hacerte sudar y expulsar las impurezas, la sauna contribuye a limpiar tu piel. También mejora la circulación. Recuerda que antes de una sesión de sauna no has de beber alcohol o haber realizado una comida pesada. Tampoco debes estar allí por más de 20 minutos.
Las personas mayores o aquellas con problemas cardíacos, respiratorios o dolencias crónicas deben evitar las saunas. Mantén una temperatura agradable y, eso sí, si durante la sesión te sientes mal o con mareos, sal inmediatamente de la sauna, bebe mucha agua y siéntate tranquilamente durante un rato. Si los síntomas no desaparecen, busca atención médica.
Hidrata tu piel: Hidratar tu piel diariamente te ayudará a mantenerla tersa al incrementar los niveles de humedad. La piel muestra distintas necesidades según la edad y el tipo de piel.
Utiliza protección solar: El cáncer de piel es el mayor riesgo de la exposición prolongada a la luz solar. Las mejores medidas preventivas consisten en la moderación y la protección. Hay que evitar una excesiva exposición a los rayos del sol, así como usar un protector solar con un Factor de Protección superior a 40.
Es aconsejable una nueva aplicación de protector solar, especialmente después de haber sudado o haberse dado un baño. Un exceso en la exposición al sol puede empeorar o acentuar los problemas de piel como el eccema o la rosácea, afección que se caracteriza por la aparición intermitente de enrojecimiento o inflamación de la piel.
Observa y vigila tu piel: Observar tu piel regularmente hará que te habitúes y conozcas la apariencia de tu piel, lo que hará que detectes cualquier cambio en ella con mayor rapidez. Presta especial atención a los lunares; si ves que alguno cambia de forma o sangra, visita a tu médico de cabecera para que lo examine.
Deja de fumar: Finalmente, si eres fumador, lo más importante que puedes hacer para mejorar el estado de tu piel es dejar de fumar. El humo del tabaco seca tu piel, a la vez que constriñe los vasos sanguíneos y, por lo tanto, la cantidad de sangre que llega a la piel, privándola de nutrientes esenciales. Por otro lado, los fumadores tienen entre dos y tres veces más posibilidades de desarrollar psoriasis.
Las bebidas alcohólicas y cítricas también pueden afectar tu piel de forma negativa. Evita los excesos y más si esta expuesta a los rayos solares.